Franco García Juscamaita I Bach. Arquitectura y Urbanismo
Hoy en día es común ver a la comunidad huamanguina socializar, interactuar y compartir momentos, sobre todo los domingos, en la Plaza Mayor o Parque Sucre y/o en la restaurada Alameda de la Independencia, espacios públicos e históricos que son los puntos predilectos; esto es positivo ya que estos lugares no pierden su uso y van a acogiendo a las nuevas generaciones de huamanguinos. Pero, ¿Hay otros lugares públicos de gran envergadura donde se pueda acudir? La respuesta es no, a partir del siglo XX no se ha creado ningún nuevo espacio público de gran dimensión, que sea punto de reunión para la sociedad, todos son los típicos parques locales donde existen áreas ajardinadas, sus mobiliarios comunes como bancas o pérgolas y en algunos casos su loza deportiva, eso es todo.
Entonces, ¿Acaso nuestra sociedad no se merece algún nuevo espacio público? La respuesta es categóricamente afirmativa, la ciudadanía no solo merece nuevos espacios públicos de recreación y disfrute, si no que sean de una calidad óptima y eficiente; estos espacios no sólo deben contar con lo típico si no que sean espacios de recreación, cultura y deporte, espacios totalmente inclusivos y de respeto. Estos espacios deben ser accesibles para todo usuario, donde haya áreas para espectáculos públicos, espacios de descanso y recreación, infraestructura cultural como bibliotecas o salas de exposiciones, etc. No se está inventando la pólvora, todas estas premisas se plantearon con el voceado Parque Bicentenario ¿Qué pasó con este proyecto? Ad portas de cumplir 200 años del hito histórico que es la Batalla de Ayacucho, este proyecto duerme en el sueño de los justos, cada cierto tiempo se exponen noticias “nuevas” pero no hay un avance en concreto; para empezar, el lugar donde se ha planteado llevarlo a cabo es en lo que hoy es el mirador del Cerro Acuchimay, espacio histórico y de gran estima por los huamanguinos, en un inicio se pudo conocer que tendría un área de 6 Ha aproximadamente pero en la última actualización de noticias, que fue a inicios de año, las autoridades competentes mencionaron que el área sería de poco más de 4 Ha, es claro que el tamaño se va reduciendo, pero ¿Esta área es realmente lo que merece la ciudad de Huamanga? ¿Es dable reutilizar un espacio que ya tiene una función y carácter propio? Lamentablemente las autoridades al parecer solo ven (o se hacen los miopes) a Huamanga como aquella pequeña ciudad de hace 100 años, dónde uno de los puntos mas alejados era justamente el Cerro Acuchimay, hoy en día este hito se encuentra rodeado de la ciudad debido a la explosión urbana desordenada y no planificada; lo que merecen los vecinos sanjuaninos y carmenaltinos es que este espacio si se mejore, y que se haga el ejercicio de acupuntura urbana, implementado senderos, espacios de descanso, áreas verdes y seguridad, lograr que esto no sólo sea un punto vecinal o local, si no exponerlo y hacerlo mas atractivo aún hacia los turistas, ya que muchos van hasta ese lugar para sacarse unas buenas postales, pero que también se llevan la otra cara de la monedad, como la suciedad, inseguridad y abandono. Realmente el Cerro (mirador) Acuchimay es una fortaleza que no está siendo explotada como debería ser.
Con todo lo dicho en el párrafo anterior, el Cerro Acuchimay debe ser remodelado pero no como el “gran” Parque Bicentenario; la Huamanga de hoy y que se proyecta al futuro, debe pensar en nuevos y más amplios espacios, en nuevas centralidades y en donde las nuevas masas poblacionales se van moviendo, ejemplo de ello son los nuevos límites de la ciudad, teniendo a Mollepata por el norte y a Yanama por el sur, por el oeste y este a los límite naturales como el cerro La Picota y la quebrada de Huatatas; es ahí donde deben apuntar las autoridades, reactivar estos espacios para hacerlos mas atractivos hacia las poblaciones venideras. Por mencionar un espacio, se tiene la franja ribereña del río Huatatas, que aún conserva esa imagen de espacio natural y ambiental, donde se puede elaborar un plan y trabajar en ello para que ahí se proyecte el futuro Gran Parque Cultural Bicentenario, donde se podría recuperar la flora local, convirtiéndolo en un gran bosque urbano con espacios para la realización de eventos culturales, artísticos y deportivos, todo en equilibrio. Este nuevo espacio sería un nuevo lugar de acogida para los ciudadanos y para los visitantes que también buscan desconectarse la ciudad sin alejarse de ella, pudiéndose articular a una recuperación de los molinos coloniales ya existentes pero abandonados. Cabe mencionar que, si bien hoy se ve como un borde de la ciudad y podría ser alejado, si se piensa a futuro, estas zonas podrían ser habitadas y en el peor de los casos suceder como pasa hoy en día con la quebrada de Totorilla, donde el espacio natural casi se ha perdido, y abundan construcciones informales y de gran contaminación visual. Ejemplos de este tipo existen, al día de hoy está sobre la mesa el Proyecto Especial Paisajístico Río Rímac, con un área de 170 Ha que cumplirá un papel de regenerador urbano en el propio centro histórico de la capital, donde recuperará la quebrada del río y dotará a Lima de un nuevo espacio verde y también podrá albergar la realización de actividades diversas; y a propósito de parques bicentenarios, es posible nombrar al de Vitacura en Santiago de Chile, donde se desarrolló un parque inaugurado por completo el 2011 con una extensión de 27 Ha al lado del río Mapocho, en una zona que al día de hoy se ha ido densificando.
El tema es realmente amplio, y es imperativo que nuestras autoridades lleguen a escuchar; Huamanga no sólo debe pensar en el futuro inmediato o peor aún, quedarse en la visión de pequeña ciudad, debe proyectarse a un futuro mucho mas estructurado y con un campo visual realmente amplio.