¿El turismo como el motor del crecimiento en Ayacucho? [OPINIÓN]

Por la naturaleza y jerarquía de sus atractivos, Ayacucho necesita integrarse al corredor turístico del sur. Sin embargo, para ello necesita también mejorar la calidad de sus servicios turísticos, hoteles y restaurantes
LUIS MIGUEL CASTILLA, TURISMO COL 1

Por: Luis Miguel Castilla, director ejecutivo de Videnza Instituto

Ayacucho fue una de las regiones más golpeadas inicialmente por la convulsión social que se apoderó del país. Sin embargo, las autoridades han logrado que la calma retorne y ahora se prepara a recibir a más de 25.000 visitantes durante las próximas festividades de Semana Santa. El turismo, que ha sido uno de los sectores más afectados por la crisis especialmente en el sur del Perú, puede dinamizar la economía regional de la misma manera en que lo hicieron los recientes carnavales en Cajamarca. Esto contrasta con lo que ocurre en Puno que aún se encuentra bajo estado de emergencia y con una economía deprimida.

A poco más de 20 meses que se celebre el Bicentenario de la Batalla de Ayacucho, se torna fundamental que la región se prepare para recibir a turistas domésticos y extranjeros y para ello es esencial que se asegure un marco de estabilidad y seguridad. Ayacucho ofrece una gran diversidad de atractivos culturales, tiene una potente tradición artesanal y artística donde destacan los talladores de piedra de Huamanga, los alfareros de Quinua, los tejedores de alfombras y gobelinos.

Por la naturaleza y jerarquía de sus atractivos, Ayacucho necesita integrarse al corredor turístico del sur. La reanudación de los vuelos directos entre Cusco y Ayacucho tiene el potencial de impulsar esta integración. Sin embargo, para ello necesita también mejorar la calidad de sus servicios turísticos, hoteles y restaurantes. Hoy el viajero que visita Ayacucho es el turista nacional, con un gasto promedio diario de S/ 125 según el «Perfil del turista nacional 2019» de PromPerú. El producto turístico de Ayacucho está orientado a este mercado. Pero el turista extranjero en el circuito sur tiene un gasto promedio superior a los US$ 120 por día y, en consecuencia, su expectativa de servicios es más alta. Consecuentemente, el destino debe adecuarse a ella.

La informalidad laboral en Ayacucho alcanza 88.8%, nivel superior al promedio nacional, y gran parte de la oferta turística de la región adolece de este problema.  Esta situación, además de fomentar la precarización del empleo, reduce la calidad de los servicios prestados al visitante, incrementa la inseguridad a la que se expone el viajero, genera competencia desleal a las empresas formales y evade el pago de tributos, mientras hace uso de servicios públicos como la seguridad y la limpieza pública, sin contribuir a su financiamiento. Es así que para que el turismo potencie el desarrollo económico en la región urge emprender una agenda de desarrollo integral con el concurso de las entidades del sector público y el empresariado local.

Ayacucho se encuentra en el puesto 20 según el Índice de Competitividad Regional que publica el IPE todos los años y ha venido retrocediendo desde el 2019. Cambiar esta realidad supone fortalecer la capacidad de gestión pública local, la debilidad institucional (que ha sido su principal talón de Aquiles), y cerrar las brechas de conectividad. Esta es la tarea que debe priorizarse y dejar de lado móviles políticos y la retórica ideologizada que no aseguran en absoluto mejorar la calidad de vida de los ayacuchanos.

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