VRAEM: el único riesgo es que te quieras quedar allí [OPINIÓN]

“El VRAEM es mucho más que eso, es la luminosidad de cada amanecer en la cúspide de una montaña desde donde se puede divisar el Puerto Ene, es la vitalidad de cada catarata “
EDITH BAUTISTA, ARTICULO

Por: Edith Bautista León

Hace algún tiempo Colombia lanzó una creativa campaña denominada «Colombia, el único riesgo es que te quieras quedar allí» con esta campaña se buscaba fomentar el desarrollo turístico, desligando a Colombia del estigma del peligro que alimenta los imaginarios del riesgo y disuade a los emprendedores, agencias turísticas e incluso a los turistas que quieren visitar ese destino.

Esta semana visité más de diez centros poblados en el Valle del Río Apurímac, Ene y Mantaro – VRAEM y me fue casi imposible no hacer un símil de la campaña colombiana con esta parte del país, donde en cada paso se puede constatar un enorme potencial de desarrollo turístico, muchas veces opacado por el estigma del peligro y la inseguridad.

Sin embargo, el VRAEM es mucho más que eso, es la luminosidad de cada amanecer en la cúspide de una montaña desde donde se puede divisar el Puerto Ene, es la vitalidad de cada catarata del impresionante circuito de más de diez bellas caídas de agua, donde se puede avistar en cada paso, la exótica flora y fauna silvestre de la zona.

El VRAEM es también la hospitalidad, el arte y la cultura viva de cada uno de sus pueblos Ashaninkas como Marontoari, Sankiroshi, Otari o Kitimontinkiari, Así como la deliciosa gastronomía que se puede disfrutar en cada platillo frente a la playa de Puerto Mayo. Ni que decir de los productos de altísima calidad como el cacao, mundialmente galardonado con innumerables premios en los salones del cacao más prestigiosos del planeta, como el cacao de la Asociación de Productores Agropecuarios del Valle del Nazangaro del Vizcatán del Ene, reconocido con el Cacao de Oro Latinoamericano 2022. En cada uno de estos detalles, el VRAEM es puro potencial, muchas veces opacado por el estigma del peligro.

Entonces es razonable y hasta imperativo que el ejecutivo, en sus tres niveles de gobierno, trabaje coordinadamente desplegando más y mayores esfuerzos para seguir mejorando su accesibilidad tanto por Cusco, Ayacucho o Junín, su infraestructura con más y mejores carreteras que articulen sus productos al mercado, fomenten una mayor calidad y cantidad de servicios turísticos como hoteles y restaurantes y sobre todo mejoren la conservación y uso responsable de sus recursos naturales y culturales como sus paisajes, y la cultura viva de sus pueblos originarios. Pensemos potenciar y promocionar la marca VRAEM, para un aprovechamiento pleno y sostenible del enorme potencial turístico de esta parte del país.

Desde nuestro que hacer, hoy nos tocó aportar con un granito de arena, trabajamos en la construcción de una mirada concertada del desarrollo, que se materializará en objetivos estratégicos y actividades e intervenciones efectivas que permitan organizar una inversión local, sostenida y articulada a una visión compartida de desarrollo. Esperamos, en un tiempo más, que este esfuerzo de planificación, aunado a políticas sostenidas y adecuadamente implementadas, muestren a un VRAEM en todo su esplendor y potencial consolidado y adecuadamente aprovechado, donde el estigma se haya superado y «el único riesgo sea que te quieras quedar allí»

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