
POR HAKIRA LAYME BONIFACIO
El país de las maravillas, la panacea, el nirvana, no faltaría trabajo, educación, salud, accesibilidad, todo con igualdad y tolerancia, ¿Idílico! ¿No es cierto? Y es que el sarcasmo es la única manera de entender que desde lo real no va a haber grandes cambios con un cambio de constitución, tenemos artículos que no se logran aplicar con justicia, tenemos evasión de justicia, tenemos inoperancia y decidía, tenemos una institución débil, y para el colmo, convivimos con el peor de los males la corrupción.
¿Creen que, con tener una mayor redacción en el texto constitucional, va a permitir mejorar la atención a nuestra gran diversidad? Al contrario en el mundo los países mejor operativos con los que menos texto poseen, por el simple hecho de la practicidad, en lugar de echarle la responsabilidad a la constitución, se debería de dar mayor fortaleza a las instituciones, mayor autonomía y mayor control.
¿Pasar a la constitución numero 13 nos dará estabilidad? No, los países más estables en el mundo son los que mantienen en el tiempo una constitución, sino miren al país vecino de chile, desde el momento de la alarma de cambio de constitución redujo su estabilidad política y así mismo posición en el mercado.
¿A caso estamos lo suficientemente preparados para evaluar una nueva constitución? Lamentablemente el ocupar el puesto 80 entre 144 países según ranking mundial en educación, nos demuestra que tenemos una gran debilidad, algo que nos hace vulnerables a información falsa o sobredimensionada que nos impida calificarla coherentemente.
Y sí creen que una nueva constitución nos hará menos neoliberales, se equivocan quienes hoy operar los hilos de nuestra política, jamás permitirían que ello ocurra, y más al contrario habría nuevas permisibilidades.