Milton von Hesse / Director de Videnza Consultores
Uno de los economistas del desarrollo más importantes del siglo 20, Theodore Schultz, premio nobel de Economía en 1979, sostenía que la mejor vía para sacar de la pobreza a los agricultores tradicionales que se caracterizaban por registrar bajos niveles de productividad era permitiéndoles el acceso a la tecnología. En ese sentido, la tecnología más simple que les llevaría a incrementar en un periodo corto la producción por hectárea era el acceso al riego, en la medida que dejar de depender exclusivamente de las lluvias permitiría, por ejemplo, pasar de una a dos cosechas al año.
No cabe duda que en Ayacucho, la agricultura tradicional, aquella que describía Schultz que se caracteriza por ser de pequeña extensión, con bajo acceso a tecnología, que utiliza mano de obra familiar y está débilmente articulada a los mercados, es la que predomina en su territorio. Según cifras del Censo Agropecuario 2012 -que requiere urgentemente ser actualizado- la región Ayacucho cuenta con 114 mil productores agropecuarios que son responsables de poco menos del 2% del valor de la producción agrícola nacional. Según el MIDAGRI, tres cuartas partes de esta producción es desarrollada por agricultores tradicionales familiares. La superficie agrícola de la región es de aproximadamente 466 mil hectáreas, siendo las provincias de Huamanga, La Mar y Huanta, las que concentran la mayor cantidad de dichas tierras. Más del 40% de la producción regional es explicada por la papa, siguiéndole en orden de importancia otros cultivos como la palta y la quinua.
El mismo Censo Agropecuario reportaba que de las 122 mil hectáreas que se cosechan anualmente, 43 mil – es decir el 68% de ellas- no tenían acceso a riego, restringiéndose fuertemente las posibilidades de diversificación e incremento de la productividad de aquellos agricultores. El programa Mi Riego, que estuvo vigente entre el 2013 y el 2016 en el que fue eliminado, dispuso una intervención intensiva en proyectos de riego en las áreas por encima de los 1,500 msnm. Ayacucho fue la segunda región más beneficiada de dicho programa nacional habiéndose aprobado y ejecutado proyectos de riego por un orden de los 336 millones de soles que incrementaron en 50 mil hectáreas la superficie irrigada de la región. La evaluación de impacto que hizo GRADE respecto a estas inversiones coinciden con lo que pronosticaba Schultz; es decir, mayor rendimiento de cultivos, sustitución de los menos rentables hacia los más rentables, expansión de pastos y ganadería, entre otros factores. Corresponde pues a la región seguir priorizando el acceso al riego como una potente herramienta para promover el desarrollo.