POR RICHARD DE LA CRUZ
Estimado lector, recuerda Ud., cuantas veces ha tenido alguna mala experiencia intentando accederá algún servicio de salud, para Ud. o alguien de su familia? Seguramente las respuestas afloraran inmediatamente como un mal recuerdo del cual preferimos no hablar.
Desde comienzos de la pandemia la Superintendencia de Nacional de Salud de Perú (SUSALUD), registró más de 11,771 denuncias de peruanos y peruanas que no habían podido acceder de manera digna a los servicios de salud.
Lo cierto es que muchas veces es el sistema de manera integral el que falla, es decir toda una cadena de elementos que no funcionan como deberían ser, desde la infraestructura física que no es la más adecuada, hasta servidores públicos que no tienen las capacidades mínimas para asegurar la dotación del servicio público.
Según el propio MINSA el 97% de sus instalaciones no tienen la capacidad instalada de manera adecuada para atender las necesidades de los pacientes, lo mismo ocurre en Ayacucho, donde el 87% de las postas no cuentan con condiciones mínimas, ni que decir de los hospitales, porque el 96% de los mismos no cuentan con infraestructura mínima, mucho menos equipos médicos que aseguren una correcta prestación del servicio.
A pesar de estas circunstancias adversas, muchas veces los gobiernos y los gobernantes de turno no necesariamente priorizan lo urgente y necesario, por ejemplo la construcción de hospitales y centros de salud demanda de un equipo de profesionales que conozcan las características y necesidades de dicha infraestructura, conocimientos que casi siempre carece el estado, más aun en sus niveles regionales y locales, por ello es muy raro ver a algún gobierno regional ejecutar ella misma la construcción de hospitales, precisamente por la complejidad y especificidad que ella demanda.
En ese mismo orden de ideas permítanme presentarles el curioso caso del Centro de Salud de San Juan Bautista o más comúnmente conocido “Hospital de San Juan Bautista”; dicha obra anhelada por décadas en uno de los más poblados distritos de la urbe Huamanguina, inició su construcción el 02 de diciembre del 2013, por un plazo de 300 días calendarios, es decir debiendo concluir su construcción el 02 de octubre del 2014; entonces el 02 de octubre de este año (2023), dicha infraestructura cumplirá 09 años de retraso, así como lo lee 09 años de retraso, en una obra que decidió ejecutarse bajo la modalidad de administración directa.
Cuando iniciaron las operaciones de construcción su presupuesto inicial era de 10 millones ciento sesenta y un mil soles con fracciones, 09 años después la obra está demandando más de 75 millones de soles y fracciones, es decir no solo el tiempo de ejecución sufrió un dramático cambio, sino también los varios millones de soles adicionales que terminaron demandando a los miles de Ayacuchanos y ayacuchanas.
Muchas veces es más fácil ganarse los aplausos de la población, prometiéndoles iniciativas populistas como la ejecución de grandes obras por administración directa, es decir que el mismo estado es a la vez el construcción de dicha infraestructura, casi renunciando a su labor principal que es la de asegurar la prestación del servicio, y no solo de la infraestructura; en el país tenemos cientos de elefantes de blancos, colegios que no educan a los niños, hospitales que no curan a la gente, es decir el estado debe priorizar la entrega del servicio antes que obsesionarse con la infraestructura.
