
Franco García Juscamaita I Bach. Arquitectura
La ciudad de Huamanga (o Ayacucho) cuenta con un vasto legado histórico, artístico y arquitectónico, herencia de las diversas etapas que tuvo y que hoy es punto de admiración para los turistas, orgullo de su gente y enclave de estudio para los investigadores. Dentro del rico legado tradicional y costumbrista que aún conserva, como parte de la herencia española, es la industria panificadora; Huamanga en la época colonial fue una ciudad clave, era un centro de producción ya que no sólo atendía la demanda a nivel local, también comercializaba con otros pueblos adyacentes. Hoy en día todo huamanguino está orgulloso de sus panes, como la afamada chapla, las wawas, los bizcochuelos, roscas y tantos otros panes que hoy están a punto de desaparecer o lamentablemente ya desparecieron.
La industria panificadora tiene como materia prima a las harinas, elemento que hoy podemos conseguir en cualquier tienda o distribuidor, en pequeña o gran cantidad y de diversas marcas que en su mayoría se elaboran en grandes fábricas; pero en la época colonial y parte de la república ¿Dónde se producían estas harinas? Lo hacían en los llamados molinos de agua que se encontraban en lo que en ese entonces eran las afueras de la ciudad, lo que es la ribera del río Huatatas. La ciudad de Huamanga en la época colonial contaba con ocho molinos, misma cantidad que perduró con el inicio de la república, pero que poco a poco han ido quedando en desuso y en completo abandono, hoy en día aún es posible ver entre vegetación y maleza aquellas estructuras que alguna vez fueron parte fundamental de la ciudad.
¿Por qué le damos la espalda a nuestros molinos tradicionales? ¿Por qué no hay un plan de rescate para este patrimonio? ¿Por qué no aprovechamos esta herencia arquitectónica? Son muchas las interrogantes y pocas (o casi nulas) las respuestas, un claro ejemplo de rescate patrimonial y de puesta en valor lo podemos ver con nuestra vecina región de Arequipa, que tiene al Molino de Sabandía como atractivo turístico, y que es un punto casi obligado cuando uno visita la ciudad blanca; la ciudad de Huamanga no solo podría poseer un nuevo punto turístico, sino mas bien un “recorrido turístico” donde se podría elaborar una ruta por los molinos de Huatatas, para explicar su historia, su funcionamiento y su herencia, podríamos tener ocho nuevos espacios de cultura y exposición, a su vez que se tendría una ruta por la naturaleza y la vegetación de nuestro río Huatatas.
Solo tener una ruta por este patrimonio arquitectónico industrial dinamizaría el sector este de nuestra ciudad, ya que el turismo que generaría sería importante y ayudaría de forma sustancial a las zonas adyacentes o vecindarios colindantes, aprovechando también que es un lugar no tan lejano de nuestro centro histórico. Esperemos que nuestras autoridades locales puedan trabajar de forma articulada con los entes competentes y así poder tener de forma palpable, recuperada y puestas en valor nuestros históricos molinos de Huatatas.