Por Franco García Juscamaita
Hace unos meses, poco mas de medio año, el gobierno provincial de la anterior gestión tuvo uno de los mejores aciertos, el dotar a la ciudad de un mobiliario urbano que genere un cambio y democratice el derecho de acceso al agua; se instalaron seis bebederos públicos en convenio con una empresa privada. Esta apuesta fue sumamente importante ya que dentro de todas las actividades que realizamos los humanos, una de las más primordiales e indispensables es el de mantenerse hidratado.
Estos bebederos fueron instalados en puntos estratégicos de la ciudad, en espacios públicos que pudiera ser accesible para todo el que lo requiera y además, en puntos importantes y de alto tránsito; se podrá mencionar que puede parecer un proyecto y obra de una significancia baja o que no sea tan visible ante hechos como la construcción de alguna infraestructura vial, dícese puentes o grandes edificios, pero los grandes beneficios que trae consigo este mobiliario público son diversos, tanto a niveles globales, comunitarios e individuales; por ejemplo, se evita el uso constante de envases plásticos y con ello el cuidado al medio ambiente, a su vez se le otorga la posibilidad de acceso libre e inclusivo a aquellas personas que no puedan contar con este recurso, evita el consumo continuo de bebidas azucaradas que a largo plazo ayudarán a reducir los índices de enfermedades como la obesidad o la diabetes, también es un gran alivio para las personas ya que significa un ahorro en temas económicos.
Lamentablemente estos bebederos han sido vandalizados, y por lo cual hoy esos mobiliarios más que cumplir su función específica, son tótems sin sentido y que quedan como meros recuerdos de una apuesta bastante factible pero que la falta de civismo, fundamentalmente de la propia población, no lo ha valorado, no la ha cuidado y no ha tenido ese sentido de pertenencia; de esta forma se le ha quitado la posibilidad a la ciudad de ser una comuna mas inclusiva y democrática, arrebatándole aquel líquido elemento vital a las poblaciones más desfavorecidas e inclinando la balanza de nuevo hacia la inequidad.
Queda en la espera una respuesta pronta de la actual gestión municipal para que haga un mantenimiento adecuado y constante de los bebederos, coloque nuevos puntos de hidratación en la ciudad, cree un programa continuo y de importancia municipal, pero sobre todo el sensibilizar a los vecinos y a la población, hacerles entender que estos mobiliarios son para la ciudad y en beneficio de todos ellos.