
POR MARIO T. CUETO CÁRDENAS I m_cueto2004@yahoo.es
Los partidos y organizaciones políticas, conociendo los resultados de las elecciones internas procedieron a su inscripción, a fin de quedar habilitados para las elecciones de octubre.
Una evaluación del proceso electoral interno permite afirmar que las democráticas contiendas electorales no son tales porque los militantes no elijen a sus candidatos, debido a que estos procesos electorales internos, no son sino “licitaciones electorales”, donde el que apela a mayores recursos económicos, adquiere un cupo en la lista de las organizaciones constituidas para ser vientres de alquiler o por decisión de las cúpulas o dueños de las instituciones políticas.
Las licitaciones para la ejecución de obras, especialmente de envergadura, desde la misma formulación de las bases, se hallan direccionadas para favorecer a determinada empresa o contratista, para retribuir el “generoso” apoyo en la campaña electoral y luego obtener sustanciosos diezmos. y eso mismo ocurre en el campo político, cuando se trata de designar pre candidatos que es el punto de partida para las elecciones.
Hay una relación entre licitaciones y elecciones. ¿Acaso son falsos los diálogos respecto a los gastos, porque luego de ser elegidos, han de “recuperar” todo lo invertido y con creces? Si esta apreciación no involucra a alguno de los candidatos, pido disculpas.
Las licitaciones para obras son puntuales, al igual que la selección de candidatos, uniendo a postulantes sin posición política definida, carentes de ideología, doctrina y, sobre todo, de honestidad y capacidad para acceder al cargo a fin de servir al pueblo y no servirse del poder.
(Publicado el 22/06/2022 en el diario Correo)