
POR LINCOLN ONOFRE
Hace unos días, leía algunas publicaciones sobre las ciclovías. De un lado, quienes la consideraban como un equipamiento de necesidad pública y de la otra, una infraestructura que solo había generado caos en la ciudad.
Creo que ambas posiciones son verdaderas. Las ciclovías como parte del EQUIPAMIENTO de las ciudades representan una forma de movilidad alternativa a las convencionales; ocupan menos espacio y son más democráticas respecto de otros medios de transporte como el auto o los buses.
Sin embargo, el problema de las ciclovías radica en la INFRAESTRUCTURA ya que no existe un estudio técnico que justifique la red creada e impuesta por la actual gestión municipal; un perfil o proyecto que justifique -entre otras cosas- el tipo de ciclovías, una red de conexión urbana interdistrital, el espacio que requería en las calles, alternativas para mantener una adecuada elevación, el flujo por tipo de ciclistas, etc.
En el año 2020, en el marco del plan de incentivos municipales y medidas COVID, el alcalde aprovechó la oportunidad e implementar ciclovías temporales sin realizar estudios previos, sin coordinar con los municipios metropolitanos y mintiendo con total descaro al anunciar que se realizaba en el marco del “Plan de Movilidad Urbana Sostenible”; plan que en ese momento no existió y -entiendo- recién se aprobó hace unas horas con serios cuestionamientos.
En la actualidad estas ciclovías son subutilizadas, en muchos tramos se han convertido en obstáculos tanto para los vehículos, los peatones e incluso para los carros de auxilio como ambulancias o bomberos; fueron apropiados por el sector informal y contribuyen al caos vehicular. Tan cuestionado es el diseño que para mantener su utilidad, el municipio obligó a los serenos municipales a hacer uso de estos espacios, promueve paseos semanales con grupos de aficionados y otras acciones paliativas.
A casi dos años de este infortunio, queda claro que el problema no es la ciclovía, sino la informalidad con la que se implementó y la terquedad del alcalde para mantener una infraestructura que no cumple con los propósitos esperados.
El error que cometió no culminará con la extinción de su gestión. Lo grave es que una vez más ha enfrentado a los ciudadanos; y los candidatos al sillón municipal no consideran como un atractivo electoral agendar el mejoramiento o rediseño del sistema de ciclovías; de hecho, eliminarlas les es más rentable a la hora de buscar apoyo popular.